Editoriales

Lo planeado y lo inesperado también

Allá por el año 2007 mientras proyectaba mi futuro, la orientadora vocacional del colegio me dijo:

“dibujá a Paula con 30 años”…

Mi me mente no dudo un segundo y con mi poca habilidad para el dibujo, me representé en la redacción de una revista de moda.

Terminé el secundario y entré a la Universidad con ansias de recibirme para comenzar a trabajar en aquel medio de comunicación que me diera la oportunidad para desarrollar todo lo que aprendí todos esos años facultativos. ¿Qué creen? ¿Piensan que les voy a contar un final como los de las series de Netflix? Claro que no!!!

Acá vamos… las cosas, una vez más, no salieron como esperaba. Mientras cursaba en la facu, idealizaba mi futuro trabajo. A lo Sex And the City, mi cabeza recreaba constantemente a Carrie. Pero sí amigas, entre Carrie y la realidad había un precipicio bastante grande. Años de frustración, llantos y enojos. Creía y estaba convencida que el problema era mío. Que no tenía nada para contar interesante, que no sabía desenvolverme o simplemente que no encajaba en el mundo del periodismo.

Sin embargo, algo en mí sabe y supo siempre que la profesión es una de las cosas más lindas de mí vida. Nunca jamás sentí tanta felicidad como aquel día que me recibí. Creo que la vocación es una de las cosas más hermosas que tiene el ser humano. Es algo propio, innato, todo mérito de uno mismo. Es por eso que seguí adelante, por el impulso, sólo y simplemente, por el AMOR A MÍ MISMA.

Los años pasaron, desde los 18 años hasta la actualidad trabajo en el mismo lugar. ¿Que tengo momentos de bronca y furia? Sí, claro. ¿Que me replanteo y pienso muchas veces que sigo haciendo ahí? Sí, casi siempre… Pero también aprendí y aprendo mucho. Aprendí a trabajar y gracias a este trabajo también pude pagarme mis estudios e independizarme. Pude conocer gente muy valiosa e inmensa, que me enseñó no sólo a trabajar y formarme profesionalmente, sino también me enseñó valores como persona. Conocí a mí pareja actual, con la cual formamos una linda familia junto a Merlí, nuestro gran amor gatuno.

Con mis 30 años cumplidos y con mí proyección desde aquel entonces, sigo por el camino que dibujé a los 17 años. Reafirmo que los sueños están para cumplirse. No importa si aún no llegó, si está por llegar o si llegará en un futuro. Lo importante es que soy yo, Paula. Parada acá, frente a esta creación que es mi blog, y que más allá de lo que pase, sé que será de puro aprendizaje y maduración.

Bienvenidas a este espacio. Un espacio de creación, de red, de contención y de abundancia…

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